martes, 28 de septiembre de 2010

Dos de Islas


Está más que claro que a nuestra redacción llegan cosas muy interesantes... hombre, también llega mucha basura, pero de eso no tiene sentido hablar o, en este caso, escribir. Pero volviendo a lo bueno, ahora llegaron una par de cosas de islas que, bueno, valen la pena.

Islas, esas porciones de tierra rodeadas de agua que, casi siempre, encierran una buena colección de misterios, de maravillas... no sé, siempre me han llamado la atención. Pero bueno, esto no es tan serio. Vamos a ver:

Madeira, el espectacular archipiélago portugués, ubicado a 608 Km. al oeste de Marruecos y 416 Km. al norte de las Islas Canarias (a 1,5hrs de vuelo desde Lisboa), no sólo es un lugar que me encantaría conocer... He leido, he visto imágenes, he hablado con gente del lugar, pero no he tenido la fortuna de visitarlo. ¡Y mira que pinta bien! Pues eso, que en los próximos días, del 15 al 17 de octubre, el Casino de Madeira, en la ciudad de Funchal, acogerá el "Madeira Wine & Food Festival", un encuentro relacionado, evidentemente, con el mundo de la gastronomía y los vinos.

Presentaciones de todo tipo, talleres, catas, personalidades del mundo de la gastronomía, tanto portugueses como internacionales... en fin, que se va a reunir una buena. Así que si estás en Madeira o te animas a una escapada, pues ya lo sabes, te puedes pasar por ahí.

La Cenicienta de las Mascareñas, así se le conoce a la Isla Rodrigues. Muchos conocemos o hemos escuchado algo sobre la isla Reunión o sobre la isla Mauricio, esos dos paraísos del índico que conjugan una naturaleza espectacular y una rica cultura mezcla de África y de Francia y de todo aquel que viajando por las antiguas rutas hacia la India pasó por ahí. Pues bien, Isla Rodrigues es la hermana menor y un secreto muy bien guardado.

Danzas africanas y mazurcas y polcas europeas, parques naturales, frutas tropicales, artesanías en Port Mathurin, la Baie des Huitres, La Ferme, en el oeste de la isla, Mont Lubin, las playas de Pointe Coton, la reserva de la Isla de los Cocos... En fin, para ver y hacer hay suficiente, pero lo importante, en este caso en particular, es que es distinto; en Rodrigues hay que meterse, perderse, dejarse sorprender, hay que abrir bien los ojos y apreciar lo auténtico... hay que volver a viajar sin edulcorantes.

¡Buen viaje!

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