El turismo sostenible se abre paso de forma decidida
dentro de la oferta de turismo rural en España. En un contexto marcado por las
dificultades y la complicada situación que afronta buena parte del sector, el
proyecto Ceres Ecotur se amplía
impulsado por la
Fundación Ecoagroturismo, unificando poco a poco la oferta de
turismo rural ecológico en España.
Con la incorporación de cinco nuevos alojamientos,
son ya 31 las casas rurales y agroturismos que forman parte de la iniciativa,
con presencia en once comunidades autónomas españolas. El proyecto se basa en la implantación del sistema de calidad ecológico
europeo ECEAT, bajo criterios de sostenibilidad que miden el nivel de
compromiso medioambiental, socio-cultural y económico con el destino, en base a cuatro criterios: agricultura
sostenible, protección de la naturaleza, gestión de los recursos naturales y
patrimonio cultural.
La Fundación Ecoagroturismo pretende poner en valor iniciativas responsables y
comprometidas con la diversidad, la singularidad, la identidad y la autenticidad
de los territorios a través del proyecto Ceres Ecotur. Y así lo atestiguan las
nuevas incorporaciones: el Ecolodge Los Cabañeros (Ciudad Real), la Posada Molino del Canto (Burgos), el caserío Naera Haundi (Guipúzcoa), el Mirador de la Cigüeña (Segovia) o la
casa Villa Ilusión (La Rioja).
Integración con el entorno, arquitectura tradicional
bioclimática, huertos ecológicos, productos locales y de temporada, mínima
huella ecológica, desarrollo de energías renovales y tradiciones o patrimonio
cultural del medio rural son sólo algunos de sus atributos.
Turismo
rural en España
El sector del turismo rural afronta una situación más
que complicada, con una evidente saturación de la oferta y la demanda
respondiendo a trompicones. Por primera vez en años, la tendencia apunta a la
disminución del número de casas rurales en España, actualmente en torno a las
15.500. Esto es debido en parte al agotamiento de las subvenciones europeas que
han caracterizado en buena medida la expansión del sector en la última década. También
está influyendo el descenso del número de pernoctaciones y a los nuevos
comportamientos de una demanda condicionada por la crisis, que reserva cada vez
con menos antelación, con estancias más cortas y que espera a las mejores
ofertas derivadas de una más que evidente guerra de precios por parte de muchos
propietarios. Ante este contexto, es necesario reinventarse y apostar por
nuevas experiencias que den valor al verdadero atractivo del medio rural,
huyendo de la banalización y mercantilización del ocio que ha sufrido el sector
desde finales de los años 90.
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